miércoles, 31 de octubre de 2012

Los fantasmas de cada úno


Sabe Doc, que hace tiempo que vengo preguntándome si mis elecciones amorosas tienen algún tipo de alteración alucinógena, son malas elecciones, o quizás simplemente no son mías sino de usted; mi psicólogo. Pato, una de mis últimas novias; me acuerdo que me había sugerido que me fije porque sentía que a mi presente me lo estaban construyendo otras personas. “Un día me decís que te hago feliz, y hoy no entro en tu vida. Fíjate si sos vos el que toma las decisiones”

Cuándo le comenté a mi amigo el gabo lo que me había dicho Pato, no movió un solo músculo facial y deslizo con una fabulosa naturalidad palabras que todavía recuerdo; me dijo: “cuando elegimos estar con alguien lo hacemos movidos por una natural atracción, por la belleza, por la soledad, por la desesperación de olvidarnos de otra persona, por el deseo, o por una simple ráfaga de calentura”.

Todo ese abanico de opciones me suma en nuevas interpretaciones, cosa que no quería, “por momentos la simplicidad de las cosas, es mucha más atractiva” pienso en mis amigos que la ponen cada tanto y están solos y felices; yo no puedo ser así; necesito conectar, sentir algo. Sigo estancado, Igual siento que soy superficial. Solo me interesa conocer lindas pibas; digo lindas físicamente, como en la película de Alex de la Iglesia donde el protagonista le decía a la mujer que lo acosaba que era imposible que él se interesase por ella porque era fea. ¿Tan superficial soy?

Después de pato, estuve con Mariela, una chica que luego de tener sexo tenia una imperiosa necesidad de abrazarme y lagrimear en silencio sobre mi hombro. Yo le preguntaba si estaba bien y ella me respondía que si, que no eran lagrimas de tristeza sino de alegría. Me resulto raro y a la vez conmovedor. Es increíble como las emociones tienen aún, más matices que un arco iris. Prácticamente toda una gama de colores. Pensaba en las lluvias de enero con sol. ¿Porque son tan anheladas estas lluvias? Por el arco iris. Ni más ni menos. Asoma desde el cielo y se extiende claro y límpido, como esta mujer que se conmovía luego de hacer el amor.

Después me acorde de otra chicas con las que estuve y muchas de ellas al tener sexo no me miraban. O si lo hacían, inclinaban la cabeza a un costado; esquivando la mirada. Pienso. ¿A quienes miran? Doy por hecho, que no hay nadie más en la habitación. O eso creo. En esos momentos uno siempre cree que las habitaciones están habitadas solo por los amantes desenfrenados, pero quienes siempre están calladitos, amuchados en los rincones, hablando despacito entre ellos, son los fantasmas de cada uno.

Gabriel

1 comentario:

Mario dijo...

Disfruto mucho de la pintura y por eso trato de ver el trabajo de los artistas una vez terminado. A mi me gusta tirarme en los colchones de mi casa a buscar en internet cuadros de importantes artistas