lunes, 25 de enero de 2010

En la cochina de la tía Chicha.




Discúlpeme doctor que lo moleste. Pero estoy preocupada por el pepi, mi sobrino, lo noto raro, callado, solitario y medio que le esquiva la mirada al padre cuando le habla. Eso es raro, el siempre mira a los ojos. Es callado pero obediente. Algo le pasa. El pepi no habla mucho de sus cosas con nosotros; Según la Carmela -mi vecina- es normal, para eso están sus amigos; A mi, medio que no me gusta que me oculte en que anda,  por eso yo siempre le reviso sus cosas sin que el lo sepa. Una vez le encontré unas revistas pornográficas. Lo agarre de los pelos y lo lleve al patio. Agarre unos fósforos y las prendí fuego. Ni se inmuto. El sabía que esas revistas eran algo malo. Desde ese momento no le encontré mas nada de eso. Yo siempre le estoy a tras, porque quiero educarlo bien. Quiero que salga derechito. El pepi es lo que mas me importa en esta vida. Dese cuenta que yo no tuve hijos  y el para mi es como un hijo. Yo le busque escuela y parroquia. Siempre le pregunto como le va en la escuela. Le pido la libreta para ver las notas. Todos sietes y ochos. Esta bien. Es un chico aplicado. Cuando hay problemas, su padre mucho no se mete, igual siempre estoy yo. Imagínese. El viene con sus amigos a mi casa y yo siempre los recibo con masitas y chocolatada. Para mi son todos invitados. Algunos son unos vándalos que realmente no los puedo ni ver; Hay uno que es su mejor amigo, le dicen “tincho” ese si que es un sabandija. De todas las veces que ha venido a nuestra casa, nunca pero nunca menciono a sus padres ¿entiende? Como si no existieran. Ese chico no me gusta nada. ¿Acaso no tiene padres? Y el pepi que es un amor, siempre sale a defenderlo diciendo que los padres del chico siempre me mandan saludos. ¿Que comprador que es este pepi no? Yo le creo, el nunca miente. Por eso me resulta raro lo que me dijo la silvina, la chica de limpieza que viene todos los martes con Fabiola, su hijita. La trae porque no tiene donde dejarla. La cosa es que me dijo que el pepi la estuvo manoseando a la Fabiola. Yo le dije que no podía ser posible, porque el pepi nunca haría algo así. Primero le pregunte si le contó a alguien. Imagínese si se enteran de algo así ¡¡¡ me dijo que no, ahí me quede tranquila, entonces después le pregunte como se dio cuenta y me dijo que la Fabiola le contó que la tocaron un par de veces en mi cocina. Así dijo: “en la cochina de la cheñora Chicha” .Entonces no me quedo otra que darle unos pesos para que se calle la boca, y le asegure que no iba a pasar nunca más. Ella acepto, y quedamos en que no va a traer a Fabiola por un tiempo. Pero que quiere que le diga Doctor, a mi me quedan muchas dudas. Que se yo que pensar, para mi que estas chinitas de porquería se pusieron de acuerdo para sacarme plata; Yo le pague y asunto terminado. No vaya a ser que se comente en el barrio. Y después el rumor se haga más y más grande y mejor ni pensarlo. Por eso le digo Doctor, o esta negra de mierda me metió el verso porque necesitaba plata o quien pudo haber sido también es ese degeneradito de su amigo, el tincho ese, porque ahora que lo pienso, mire que casualidad, pero siempre viene a buscarlo los martes para ir a gimnasia, y siempre es de quedarse un rato por la casa deambulando. Que cochino de porquería. Pero yo mejor me callo y hago como que no paso nada.

Chicha