jueves, 15 de julio de 2010

Solo soy su Toy-Boy


Que tal Doc, paso un largo tiempo, pero déjeme decirle que necesitaba imperiosamente escribirle. Conocí una chica, cecilia se llama. Todos le dicen ceci, yo también. Fue raro como nos conocimos, fue medio rápido para mí, pero ella le impuso su vertiginoso ritmo y yo no me di cuenta. Digamos que caí en un extraño y mórbido halo de amor incondicional.

Recuerdo que al principio ella estaba súper pendiente de mí, me llamaba para saber como estaba, que necesitaba, concertaba todos los encuentros, me abrazaba y me besaba constantemente. Eran esos besos largos e intensos que con el calor de sus ojos verdes me cobijaban en un círculo amoroso increíble. Lo sentía en el cuerpo. Yo lo tomaba con calma. No me precipitaba. Digamos que daba un 50% de mí. Aparte ella daba de más. Casi daba por mí. Una noche recuerdo que fuimos a bailar y pasaron un par de temas de Madonna, ella danzaba frenéticamente, yo solo atinaba a seguir su ritmo. En un momento, yo me abalánzo para darle un par de besos al cuello y ella me corre con su mano y me aleja. Pensé en lo que hice y le pedí disculpas. Ella seguía danzando. Me enoje conmigo, pero también con ella. Igual seguí bailando, trate de no darle tanta trascendencia, al rato, pasaron un tema de los Smiths y se me fue el enojo. Los artistas que nos gustan logran aplacar cualquier disgusto. Todo quedo ahí. A los pocos días quedamos en ir al cine. Yo tenía ganas de ver una peli Japonesa, y ella insistía en que veamos una de una artista ambientada a principios de siglo. Yo cedí mi lugar y le di el OK. Así paso una vez y eso se fue repitiendo con otras películas. Ella empezó a elegir por mí. O no lo se. Pero cada vez que íbamos a alquilar alguna película ella me mostraba la tapa y me decía: - alquilemos esta... Porque estas son las pelis que a vos te gustan ¡¡¡- yo solo decía que si. Ya había cedido terreno, ya no sabia cual era mi lugar, si es que alguna vez lo tuve. Y así empezó a pasar con otras cosas. Las últimas veces que fui para su casa, ella estaba siempre ocupada con sus cosas, metida en su computadora, y me daba unas revistas para que me entretenga mientras ella terminaba sus trabajos de forma de no molestarla. A mi a esa altura ya no me importaba, aceptaba las reglas. Entonces leía complacido, reconozco que Ceci tenía unas revistas muy interesantes. Recuerdo haberme enganchado con una biografía de Madonna, donde hablaba que luego de haberse separado del Director de Cine Ingles Guy Ritchie, comenzó a tener amoríos lujuriosos y nada comprometidos, ella los llamaba sus “Boy toys” solo la complacían sexualmente, nada de ataduras, ni problemas, ni obsesiones, ni discusiones. Solo sexo. El varón era eso, un simple objeto sexual. Pensaba en la situación y no podía entender como estos varones-objeto no se daban cuenta, o en caso que así fuera, aceptaran tales condiciones. Al terminar de leer el artículo, ceci se acerco y me dio un beso en la cabecita. Me miro a los ojos dándome un gesto indicativo. Era hora de ir a la cama.        

Gabriel                       

1 comentario:

El Codigo Versace dijo...

Igualmente encuentro excitante eso de ser el toy boy de alguien, es como un juego.