domingo, 18 de julio de 2010

¿Esa muñequita es tu novia?



Cuando el elbio terminó de dar su bizarro show, su amiga ya tenía retorsijones estomacales y se quería ir a su casa. Por mi parte, yo no podía hacer otra cosa más que seguir hipnotizado con esos coloridos ojos azules. Mas tarde me di cuenta que el color es todo en su vida. Esos ojos eran tempera y brillantina. Eran bellísimos. Élla era bellísima. Tenía una remerita con unos dibujitos estampados. Si mal no recuerdo era la Pantera Rosa. Un bolsito cruzado y unas zapas, que mas tarde me confeso haberlas comprado en Tafi por dos mangos. Antes de irse de la fiesta para salvar a su amiga de la garras del "bizarren boy" miró para saludarme y se fue. Yo me quede un buen rato en estado de Tilt –como los flippers cuando los guampeás demasiado- y cuando volví en si, lo invite al elbio con un porrón y le conté que había conocido a la chica de mi vida.     

Creo recordar a alguien diciendome ¿esa muñequita es tu novia? deliciosa frase pensé, y tenia razón era una muñequita. Nunca se me va a borrar de la memoria lo que me escribió por celu esa misma noche que nos conocimos. Me puso -me quedo tranquila, porque sé que nos vamos a ver mañana en el parque-. Ese mensaje era revelador. Un amigo me dijo que ella estaba poniendo en palabras lo que realmente pensaba y quería. ¿Dónde queda la histeria? No había lugar ni tiempo para histeriquear y dar vueltas.

Al día siguiente apareció por mi edificio. Toco el timbre y yo baje muy expectante. Cuando bajaba por el ascensor hacia fuerzas por recordar su nombre y como era. Apenas la vi, se me aclaro todo. Tenía el pelo revuelto, eran parvas de mechones que se amontonaban en todos lados formando como un casquito. Era simpática. Tenía un vestidito blanco con lunares violetas. Más tarde me contó que era de su abuela. La carterita que colgaba a su costado, tenía un dibujito de una plantita, era como una maceta con florines. Era la primavera en persona, mas allá de que estábamos en verano.  

Nos arrojamos al pasto y nos pusimos a mirarnos y a contarnos cosas. Paso una chica que vendía unas tortitas caseras. Ella le compro una porción marmolada que la comimos a medias. Ella llevo el mate. Más tarde me contó que tenía un montón de yerba en su casa porque en el supermercadito de los chinos -a la vuelta de su casa- hacían unas promos de yerbas buenísimas.     

Ella me contó que dibujaba y con unas amigas compartían un puesto en una feria en el Parque Roca, en donde producían y vendían ilustraciones, diseños y grabados y que con ese dinero se pagaban el alquiler. Me gusto algo que comento en referencia a su trabajo. Dijo que no lo cambiaría, porque era lo más lindo del mundo. Cuando hablaba de lo que hacia, sus hermosos ojos azules brillaban más que el sol.     

Casi al final de la tarde, ella me miro expectante y me pregunto que cosas me gustaban hacer. Fue una linda pregunta, porque no siempre hablo de las cosas que hago. Entonces le conté que escribía. Reconozco que dude en decirle, pero tenía que hacerlo. Le dije que me gustaba escribir historias de encuentros. Historias con principios felices, pero sin finales, porque siempre son trágicos. Siempre alguien ama más que el otro, siempre hay alguien que tiene mas deseos que el otro. Siempre hay uno que extraña más que el otro, siempre hay rupturas, dolor, tristeza, soledad y llanto. Entonces solo escribo principios. Ella me miro y como que no entendió o quedo medio sorprendida. Entonces se inclino para abrazarme y darme un beso y fue ahí cuando me pare y me fui. Recién ahí élla, se dio cuenta que solo era parte de mi imaginación.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oye me ha enganchado la historia, enhorabuena. La verdad es que tienes un blog muy currado, me ha encantado. Un beso!!

Por cierto, pásate por mi blog, estoy de concurso

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