domingo, 21 de marzo de 2010

La quería más a su madre que a mí

Doc, estoy muy confundida, estoy pasada de revoluciones y no se que hacer ¡¡ no rindo en ningún lado, encima la televisión no ayuda demasiado, publicidades y más publicidades llenas de parejitas felices con sus novios, re falso y re angustiante a la vez. En este momento de mi vida no tengo nada. Encima en el laburo no llego a entregar nada a tiempo y Vicky, mi socia me dijo que me tome unos días para tranquilizarme. Acabo de cumplir 30 años y la verdad es que es un reverendo bajón, le juro que estaba aferrada de los 29 y no quería soltarlos, un dos adelante es más relajante que tener un tres. Me siento vieja, sin proyectos, sin casa, y encima sin novio. Termine hace un par de meses, con Gabriel, mi ex. No me arrepiento en lo mas mínimo, de eso no tengo la mas minima duda. Pero lo que tuve que atravesar con ese pibe fue muy duro para mí. Todavía me cuesta creerlo. El era un pendejo sin proyectos, inmaduro y muy enfermo. Esto último era lo más angustiante de todo. Bastante triste, pero yo igual trataba de aconsejarlo y hablarle para que salga de ese lugar. Pero había algo más jodido. Su mama. Mi suegra. El siempre le hacia caso a todas las cosas que ella le decía. Estaba ciego no podía ver nada, bah, en realidad no quería ver, cosa que es muy distinta. Nunca me tenía en cuenta. Era como que no me daba el lugar. La primera vez que vi a la mama de Gabriel, me pareció súper amena. Una mujer dulce con una mirada calida y unos gestos muy bondadosos. Me acuerdo que me convido torta y hablamos de cómo nos habíamos conocido con Gabriel. Era como una tía para mi, me llamaba por teléfono para preguntarme como andaba, si había comido, si necesitaba algo, cualquier cosa, a mi no me molestaba, es mas me parecía amable de su parte. Para mis cúmpleaños siempre me regalaba ropa. Tenía un ojo clínico. Me compraba unas remeritas y unos jeans que me quedaban re bien. Nunca tuve que ir a cambiarlos de talle, ni nada. Nuestra relación se afianzaba y con Gabriel estábamos de lo mas bien. Hasta ese fatídico día en que le comunicamos que íbamos a probar de convivir juntos. Ahí comenzó a pudrirse todo. Se le transformo la cara. Arqueo las cejas de tal forma que no pudo evitar su cara de disgusto. Pero nos dijo que estaba feliz. Increíblemente al poco tiempo dejo de dirigirme la palabra. Me esquivaba, yo no entendía mucho pero, no me preocupaba, pensaba que tenía malos días. La cosa es que esa noticia fue un el detonante. Empezó a interponerse mal en nuestra relación. Recuerdo el día en que Gabriel empezaba la mudanza, Cristina le dijo que le habían diagnosticado Cáncer, él estaba muy angustiado, al ver esto le dije que pospongamos el proyecto de mudanza. Suspiro aliviado, me dio un beso y volvió a sonreír. A las dos semanas me dijo que su madre nos había mentido. Yo no podía creerlo. De mi parte ya no había retorno. Y esperaba que Gabriel hiciera lo mismo. Cosa que nunca sucedió, es mas sucedió algo peor. La defendió diciendo: -es mi vieja, que queres que haga- ahí se me oscureció todo. Empecé a darme cuenta que había algo enfermizo entre ella y él. Me costo pero tuve que afrontarlo. Gabriel Eligio quedarse con su madre antes que conmigo. La quería más a su madre que a mí. Victoria

1 comentario:

Amor dijo...

Yo ya lo había escuchado antes, hombres obsesionados con sus madres, que buscan un reflejo de la misma en cada mujer. Es un poco enfermizo, la verdad...