lunes, 1 de febrero de 2010

Yo soy mi propia Familia




Que tal doctor, mi nombre es Andrés y hace dos días me dieron una semana de descanso en el trabajo. Argumentaron estrés. Yo realmente desconozco el motivo. Por eso le consulto. Déjeme que le cuente. Yo trabajo en la parte contable de una empresa de correos. Mi función es viabilizar pagos. Todos los acreedores cobran si yo doy el okay. Digamos que tengo cierto poder. ¿Vio que esta bueno sentir eso o no Doc? tener poder ilimitado sobre los demás es algo que pocos sabemos administrar. Usted es como yo, me entiende lo que le digo. Recuerdo una situación unos días previos a navidad, uno de los proveedores me regalo una caja de vinos. Congraciándose por un pago que cobró a término. La eficiencia se ve que antes de mi, bien gracias. Ja ¡Entonces como eran demasiados vinos para mi y aparte hacia poco que estaba en la empresa, decidí repartirlos con mis compañeros de sección, fue un gesto de fraternidad. Para que ¡¡¡ Estaban más que agradecidos. A mi me daba igual, ya que no soy de tomar vino, pero fue bien recibido. Con el tiempo me arrepentí, porque los fui conociendo y me fui decepcionando de apoco. Recuerdo que lo primero que me dijeron en forma coral apenas ingrese a la firma fue: - tene cuidado con la contadora, que es una reverenda hija de puta- yo no sabia de quien se trataba, pero asentí con la cabeza. A las dos semanas descubrí lo que pasaba con Andrea, la contadora. Supe que detrás de cada uno de ellos había un esclavo, un patético y temerario ser con mucho miedo. Sucede que como ninguno de ellos supo como manejarse ante el poder, simplemente lo acataron. Y eso con el tiempo degenera en miedo. Así fue. Le tenían miedo. Todos y cada uno de ellos. Yo soy diferente. Cuando siento que hay algo poderoso lo enfrento, no me aterro. No me subyugo al poder. Lo respeto lo trato de igual a igual. Y en ocasiones hasta lo enfrento. Andrea, al poco tiempo de conocerme, se fue percatando de eso. Déjeme confesarle Doc, que desde que llegue a la firma, siempre supe que entraba a trabajar en la sección contable, pero estos corderos nunca se imaginaron que iban a trabajar en un pequeño infierno, en donde quien reinaba era el terror. O mejor dicho, Andrea. Siempre que ella abría la puerta de su oficina y salía a hacer alguna diligencia, todos dejaban de cuchichear, cerraban sus Messenger, agachaban la cabeza y se ponían a laburar. Son novillos dóciles, tan mansos como gregarios. Ella lo sabe y no hace otra cosa más que arrearlos. Yo sonrío cuando pasa a mi lado, ella también me sonríe y con un guiño juguetón, me invita a que la acompañe a la cafetería. Nos llevamos bien. Nos reímos y nos contamos cosas. La semana pasada me dijo que estaba llena de laburo, y me encargo que vaya a hablar con Mariano, el presidente, para que firme unos cheques, urgentes ¡¡¡ Yo fui con total seguridad. Subí las escaleras, golpee la puerta, espere unos segundos y abrí. Entre y recuerdo que lo vi reclinado en su asiento, hablando relajadamente por teléfono, nimiedades por lo que llegue a escuchar, me vio y con un ademán me invito a esperarlo sentado. Lo hice placidamente. Colgó y me dijo: -si, que pasa? Le di las razones de mi presencia, firmo los cheques, y sin levantar la vista me dijo en un tono canchero: ¿Como anda la flia? ¿Flia? De que familia me habla este pelotudo, pensé en clavarle el lápiz en el medio del ojo, pero solo lo pensé. Después me pregunte. Sabrá que no me hablo hace mas de un siglo con nadie de mi familia desde que supe que mi vieja me abandono y se fue con un boliguayo de mierda dejándome al cuidado de la “mame” mi vecina. ¿Sabrá eso este hijo de mil puta? Entonces automáticamente le dije: -vos sos imbecil que me haces esa pregunta, no leíste mi curriculum, bien clarito lo dice: “yo soy mi propia familia”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muchas veces es bueno ser tu propia familia, aveces los lazos ahogan...