domingo, 21 de febrero de 2010

Me oculto su muerte

Hola Doctor, sabe que el otro día me paso algo que hacia muchísimo que no lo revivía y me dejo bastante mal, por eso quería comentárselo, aparte sucedió casi sin quererlo, se ve que me agarro desprevenida, como suele pasar con esas cosas que uno no quiere que le pasen. La cosa es que fui al ropero a buscar unos impuestos viejos, porque del Inmobiliario me andan reclamando unas boletas impagas, cosa que es imposible porque yo tengo todo al día, entonces va que abro la cajita de las fotos y lo volví a ver al Alfonso, mi difunto esposo -que en paz descanse- y me agarro un escalofrío que me dejo quieta, me paralice. Era como una angustia mezclada con nostalgia. No se, pero no aguante y me puse a ver las fotos, después de casi siete años sin abrir la cajita. Porque desde el mismo día en que murió, yo clausure los recuerdos. Así nomás, porque ver esas fotos me hacían recordarlo, entonces no las toque nunca mas. Y eso que yo se que el pasado es pasado, y lo pasado pisado, pero a veces vuelve. Y así fue. Bueno, la cosa es que me acomode en la silla y me puse a verlas. Una por una. Que jóvenes que éramos. Hay una en la que estamos en Mar del plata. Es tan ridícula esa fotografía, que cada vez que la veo me río sola, parezco una loca, pero siempre me pasa lo mismo. El aparece con una peluca larga y negra, parece un indio del amazonas y tiene unos remos en la mano y yo aparezco atrás mirándolo y riéndome de sus monerías. Que linda foto ¡El viajaba mucho sabe y en uno de esos tantos viajes se ve que se pesco el Chagas. El siempre me contaba cuando volvía de sus viajes por el norte del país, que en muchos pueblitos tenia que dormir en pocilgas, ni siquiera eran hoteles, sino que eran como cuartitos muy chiquitos, en donde apenas cabía una cama, un ventilador de techo, una mesita de luz y algún que otro revistero. Nada de televisión, ni radio. Pobre Alfonso. El era muy solitario, siempre me decía que le encantaba viajar por la ruta escuchando música. A el le gustaba la música clásica como a mi, éramos dos melómanos empedernidos. El era viajante sabe, y así se ganaba la vida. Se recorría el país vendiendo para la Yerbatera Misiones. Buena gente. Siempre nos invitaban a los asados de fin de año que se hacían en el Club Federal en el Barrió Echesortu, un club típicamente de barrio, pintado de rojo y blanco, yo siempre me iba vestida haciendo juego con alguno de esos colores. Una noche me acuerdo que fue tan linda, estábamos todos bebiendo y comiendo empanadas y un sabrosísimo asado, sobre largos tablones, tan largos eran, que ni los caballetes de madera alcanzaban para apilarlos. Que risa. Había un animador y hasta unos números de tango. El Alfonso cada vez que me miraba, yo lo besaba con tantas ganas que hasta el día de hoy me produce una sensación tan extraña y tan familiar, que recordarlo me termina haciendo muy mal. Por eso trato de no pensarlo. No lo quiero pensar más, porque me duele. Me duele el pecho de pensarlo. Aparte ya sufrí demasiado cuidándolo, no le solté la mano hasta que dio el último aliento. Tenía el corazón muy hinchado, como una sandia, así me decían los médicos. El Chagas una vez que te lo agarras lo podes tratar, pero no se cura, y el ni se lo trato. Dejo que avanzara. Me lo oculto. Nunca me lo dijo. Eso fue lo que mas me dolió. Que no me lo haya dicho a tiempo para tratarlo, para hacer algo, nose. Será por eso que desde que murió, en vez de recordarlo lo enterré. Será por eso que yo lo oculte, lo negué y lo niego. Murió en mis recuerdos. Fue. Como dicen los chicos. Y así como apareció en estas fotos, se va a ir. Por eso, lo mejor va a ser que vaya al patio, agarre unos fósforos y queme todas las fotos. Así no aparece más. Gracias por escucharme Doctor. Chicha

1 comentario:

Anónimo dijo...

es lo más hermoso que escribiste, porque llega al corazón, sin burlarse de las debilidades ajenas, sin remarcarlas." Me duele el pecho de pensarlo..."qué linda frase, el que vive eso, no necesita vivir nada más...nada más. gracias por compartir tu relato. Este lo sentí profundo, de verdad. Saludos.